martes, 26 de mayo de 2020

El misterio de la "Oreja"

"La Oreja" fue un programa de entretenimiento mexicano, el cual fue transmitido del año 2002 al 2009 por el canal 2; uno de los más populares del medio mexicano en ese entonces.

Este show estaba enfocado en el periodismo de espectáculos y, por lo mis
mo, manejaba el mismo formato que otros noticieros de su tipo; se presentaban notas acerca de la vida íntima de las celebridades más aclamadas de aquellos años y los conductores discutían acerca de las mismas, contrastando, rebatiendo y/o reforzando sus opiniones, a la vez que invitaban al espectador a ser partícipe con sus propias conclusiones. Así mismo, también relucía su parte humorística, ironizando la figura clásica de la servidora pública cuyo tiempo es empleado para pulular de un lado a otro, llevando cotilleos y rumores a donde quiera.


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En el año 2004, cuando el programa se encontraba en su máximo esplendor, los productores buscaron hacer más partícipe al espectador mediante una interacción en tiempo real; la idea consistía en que enviaran desde sus teléfonos celulares, por aquel entonces muy básicos, mensajes de texto que automáticamente aparecían en la parte inferior de la pantalla y duraban apenas lo exacto para leerlos. De esta manera, lo que se intentaba era lograr una retroalimentación entre el público y los presentadores, con el fin de mantener el interés en las notas y atraer a más gente. No obstante, aunque existía un filtro para groserías o amenazas, muchos mencionaban situaciones sin relación con la noticia e inclusive, habían mensajes de mofa o absurdos.
Aunque esta modificación no cumplió con lo proyectado, al menos logró su objetivo inicial y los números de rating se incrementaron de manera exponencial en apenas algunos meses.
Sin embargo, a mediados de año (algunas versiones apuntan que entre los meses de Julio y Septiembre), se presentaron una serie de quejas por parte de algunos televidentes con respecto a ciertos mensajes que les provocaban "incomodidad" o "ansiedad". Lo curioso es que no eran ofensas ni alusiones a algo en específico, si no una serie de palabras aleatorias, en apariencia, que duraban menos de lo común y se repetían en diferente orden cada cierto tiempo. Algunos cuentan que apenas y alcanzaban a mirarlas de reojo debido a la rapidez con la que aparecían, pero de manera extraña, era como si se quedaran "impregnadas" en su mente. Las versiones varían entre qué alcanzaban a ver; unos decían que eran palabras comúnes en español, tales como "rojo", "perro", "oro", otros creen haber visto algunas en otro idioma, entre ellos algunas en lo que parece haber sido latín.
El asunto se vuelve aún más interesante cuando estas mismas personas no solo mencionaban haber atestiguado las extrañas frases si no que, después de haber visto cierta cantidad de ellas, aseguraban haber tenido períodos de amnesia cortos, en los cuales parecían haber caminado de un lugar a otro, sin que recordaran esta actividad.
Otros exageraban diciendo que, repentinamente, se encontraban fuera de su casa e incluso en otra calle, como si de sonámbulismo se tratase.

Consecuente a estos rumores locales, aumentó la de por sí alta popularidad del programa, sumándose entre su público a aquellos aficionado a los temas paranormales, que buscaban "cazar" alguna de las supuestas frases arcanas.

No obstante, y aunque parecía que todo era parte de una bien aplicada estrategia de publicidad, un último acontecimiento desencadenó el escándalo que originaría la casi cancelación del show.

Se decía que un joven del área central del país quería demandar a Televisa debido a las ""graves secuelas psicólogicas" que le había dejado a su madre uno de los programas de la televisora.
Según la historia, la señora veía el programa "La Oreja", que era transmitido en horario estelar, cuando de manera repentina exclamó un grito de horror. Su hijo, que se encontraba en ese momento en otra habitación, acudió al auxilio de su madre al escuchar tal alarido y la encontró en el piso, arrastrándose y razgandose la piel de la cara con sus uñas, a la vez que exclamaba frases como "quiere que vaya, no dejes que me agarre", intercaladas con gritos de ayuda.
Cuando el joven preguntó a qué se refería de esa manera desesperada, la señora sólo alcanzó a dirigir su mirada al televisor, el cual proyectaba en ese momento la imagen congelada de la cara de Juan José Origel con un mensaje de texto ininteligible al inferior de la pantalla.

A pesar de que esto se calificó como oportunismo, acarreó una ola de testimonios que referían haber visto ese día aquella imagen mencionada, e incluso había quienes aseguraban que sus familiares habían desaparecido en aquella ocasión, sin indicio de a dónde habían ido. Muchos de ellos, se dice, no volvieron.

A pesar de que nunca se comprobó ninguna de estas versiones ni hubo demandas formales en contra de la empresa, el escándalo escalonó al grado que los directivos se vieron en la necesidad de reformular el programa, quitando la barra de mensaje con el argumento del uso de Internet, para no incrementar el impacto mediático que hubiese supuesto haberlo hecho de manera abrupta.

Nunca se supo si hubo víctimas reales o si solo fue publicidad negativa auspiciada por la competencia, aunque hay quienes juran que algunos mensajes eran cuando menos misteriosos y que la "falla" en una de las transmisiones, si sucedió
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