viernes, 12 de junio de 2020

Los Pitufos asesinos

Todos conocemos la leyenda negra de los pitufos, es un gran ejemplo sobre pánico satánico y el como la gente se deja llevar por la paranoia, a continuación, una de muchas historias surgidas del pánico.

En algún momento de los 80, cuando los Pitufos estaban en el tope de su popularidad, empezaron a escucharse leyendas urbanas que aseguraban que las figuritas de Pitufos cobraban vida por las noches y asesinaban a sus dueños.

Por las noches, se dijo, los duendes azules cobraban vida y degollaban a sus pequeños propietarios. Algún padre, inquieto por el ruido en el cuarto de sus hijos, había visto al que unas horas antes era juguete querido, convertido en un espantoso ser con las fauces ensangrentadas. El suspirito azul era, en realidad, un ente perverso y asesino de niños

Entonces, se tejió alrededor de los pitufos una extravagante explicación: que si los principales protagonistas de la historia, como Pitufo Filósofo, Pitufo Perezoso o Pitufo Fortachón y la mismísima Pitufina eran la encarnación de los pecados capitales, que si Papá Pitufo, con su pantalón y gorro rojos no sería una encarnación de Satanás, que si, paradoja de paradojas, en la historia el verdadero personaje bueno era Gargamel, que vestía de hábito, como si fuera un monje de alguna orden católica y que todos sus trucos eran parte de una tremenda lucha contra el mal.

1. Me cacheteó un Pitufo

Una niña estaba jugando con su Pitufo de peluche cuando de pronto el muñeco le dio una cachetada. Ella corrió a contarle a su mamá, quien obviamente no le creyó. La niña regresó a su cuarto, donde tiempo después su mamá la encontró muerta, y al Pitufo cubierto de sangre.


2. El Pitufo me dice cosas malas

Un niño que tenía una figurita de papá Pitufo gritó desde su cuarto: “Mamá, el Pitufo me dice cosas malas”. La mamá no hizo caso, y le pidió que se durmiera. De pronto escuchó que se rompían vidrios. Ella corrió al cuarto de su hijo y lo encontró degollado en la cama. Dicen que esta fue la historia que la señora contó a la policía cuando fue detenida, pero nadie le creyó.


3. Los Pitufos no se queman

Una monja carmelita se enteró de que su hermano trabajaba en una empresa que hacía mercancía de Pitufos. Después de escuchar las historias de los monitos asesinos le pidió a su hermano que le entregara todo lo que tenía de Pitufos. La monja trató de quemarlos, pero los muñecos no se derretían. Fue hasta que aventaron una medalla de la Virgen Milagrosa que lograron prenderles fuego.

“Yo tenía una carriola en forma de Pitufo. Era chica, para muñecas. Una noche me desperté y escuché sonidos que me asustaron mucho. De pronto vi que la carriola se estaba moviendo por la recamara. Mi mamá durmió conmigo esa noche porque teníamos visitas. La desperté, pero cuando se levantó la carriola dejó de moverse. Mi mamá me vio muy asustada y se llevó la carriola al patio. Al amanecer mi mama me levanto y me preguntó por qué la había vuelto a meter si me daba miedo. La carriola estaba junto a mi cama, la cara apuntándome, como si me hubiera estado viendo toda la noche. Mi mamá se deshizo de ella inmediatamente”.

La leyenda de los pitufos. « anaisreyes's Blog

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