Desde 1973 hasta 1990, Chile era gobernado por la Junta Militar de gobierno (dirigida por el general Augusto Pinochet) que uso de varios organismos de inteligencia cuya misión era cazar toda oposición al gobierno militar. Estos organismos fueron la DINA (Dirección Nacional) que duró de 1974 hasta 1978 y la CNI (Central Nacional de Inteligencia) que duró de 1978 hasta 1990.
Está última era constituida por varias brigadas, una de ellas era la brigada Mulchén, encargada de torturar y eliminar cualquier disidencia en la región de Antofagasta. A inicios de los '80 una grave crisis económica obligó al gobierno invertir menos en esta organización, pero el jefe de la brigada, mayor Juan Delmas ideó un siniestro plan para conseguir financiación (otras teorías señalan que Delmas seguía órdenes de superiores que le ordenaron realizar estos planes). Delmas junto a otros 6 agentes planearon una serie de asaltos y secuestros extorsivos para recibir más dinero. El asalto al Banco Estado sería el primero de esta seguidilla de crímenes.
La primera cosa que los agentes hicieron fue ponerse de acuerdo con 2 altos empleados del banco para facilitar la entrega del dinero, después se llevarían a los 2 empleados supuestamente como rehenes, luego irían en auto hasta el desierto dónde se reparterían el botín.
La mañana del 9 de marzo de 1981, 2 hombres armados (agentes Gabriel Hernández Anderson y Eduardo Villanueva Márquez) entraron violentamente a la sucursal Chuquicamata del Banco Estado, como estaba estipulado se llevaron el dinero y tomaron de "rehenes" a los empleados hasta el desierto. Lo que no contaban ellos era que al bajar del auto serían abatidos por los agentes y sus cuerpos fueron dinamitados para no dejar huellas. Lo que no contaban los agentes era que un habitante de un pueblito cercano escucharía los disparos y las explosiones y llamo a Carabineros (policía en terreno). Los Carabineros al hacer el peritaje, encontraron pedazos de carne humana y restos de TNT.
El asalto y doble homicidio conmovieron a la opinión pública, tanto que Delmas no tuvo otra que entregar a Hernández y a Villanueva, que al ser juzgados fueron condenados a pena de muerte. Meses despues, Delmas apareció muerto de un tiro adentro de su auto. Se catálogo suicidio, pero 27 años después se comprobaría que fue asesinado. Mientras pasaban los meses, los otros agentes involucrados en la planeación del atraco y de otros más también fueron asesinados. Finalmente, el 22 de octubre de 1982, Hernández y Villanueva fueron fusilados en la cárcel de Calama.
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